
Autorretrato con el número 62. Blusa: Laia Mauri.
Mi instinto tenía razón: lo único que me evocaba la palabra Yorokobu era a Japón y resulta que significa “estar feliz” en japonés. Hace tiempo que le di el like a su página de Facebook pero nunca había entrado en su web y tampoco había tenido la revista en papel entre mis manos. Hasta hace poco. Esta revista española es un mix de todo lo que me gusta : diseño, periodismo, cultura, creatividad, tendencias. Más de una vez me equivoco y pronuncio Yorokubu, pero no importa, me hace feliz.
- Diseño y cultura
Lo primero que me encanta de esta revista es que apuesta por contarnos la historia de sus portadas, desde la página 1. En vez de atraparnos con títulos llamativos, elige una única y bonita ilustración en la cual se esconden siempre las letras Y O R O K O B U. Con su cara de mujer rodeada de pelo y de tentáculos, la portada del número 62 me recuerda al diseño del álbum Vespertine de Björk así como al videoclip de Hidden Place (ver vídeo más abajo). “El pelo que oprime y ahoga hace ilusión a una metáfora sobre el dolor de Frida Khalo”, dice Paula Bonet, su ilustradora.
En su versión web, la revista ofrece una agenda cultura de exposiciones y eventos en España. Una pestaña imprescindible para los amantes del arte, de la fotografía, del teatro y de la creatividad en general.
- Slow reading
Ahora que lo pienso, mi post Le plaisir des petites choses – El placer de las pequeñas cosas – sonaba a movimiento slow. Y la primera cosa que he hecho al tener esta revista ha sido observar su portada, una y otra vez. Parar, disfrutar del papel y de los colores, escucharse a si mismo y sentir, eso mismo despierta este magazine cuyo lema es “Take a walk on the slow side”.
Además de arte, Yokorobu ofrece reportajes, reflexiones, notas breves, ilustraciones. Su contenido es ideal para acompañar un viaje en metro, un desayuno en terraza, una tarde de playa, una pausa cualquiera. Relaja, explora y cuestiona. En sus páginas, he descubierto una línea de ropa elegante para mujeres musulmanas, un reportaje fotográfico de puestos de fronteras abandonados en Europa y una nota sobre la paradoja del selfie. Yo me he hecho un Boekface o mejor dicho, un magface :)